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Ganarse la vida en Londres (la mía)

Lo voy a decir claramente y sin rodeos. ¡Esto es mucho más difícil de lo que creía!

Los que me conocéis (o sabéis de mi existencia a través del blog) estáis al tanto de que hace unos meses me vine a Londres con mi señora a empezar una nueva vida. Los que me conocéis, sabéis que no suelo amilanarme ante retos y es raro que no me ponga en plan cabezón y tire p’alante con lo que lleve puesto.

Es raro que me queje. Pues bien, hoy con el único propósito de quejarme, lo voy a hacer. Esto se me está haciendo muy cuesta arriba.

Pero antes, dejad que os haga una pequeña cronología de mis últimos años para poner en contexto:

2008: Fundo una empresa junto a mi socio para hacer una web que permita escuchar música en streaming. Aparece Spotify y nos hunde la idea. Pero no importa, ya habíamos virado a la consultoría software y a mis 27 años mola tener la oficina en una planta 13 de Avenida de Brasil. Eso sí, mantengo mi anterior trabajo porque hay que pagar a los 4 (magnificos) chavales que trabajan con nosotros.

2010: Me canso de dormir 4 horas al día y me fichan en la empresa (mínimamente) familiar para hacer EL software. Acabo dirigiéndola en su estertor, esquivando los guantazos del concurso de acreedores y viendo como el legado de 20 años se va al traste. No tengo culpa, pero me quedo al frente hasta que veo que los abogados hacen círculos sobre mi cuerpo herido. Decido largarme con un disfraz de Adan (el de Eva).

2014: sin ahorros, indemnización ni paro me asocio con mi mejor amigo para intentar reinventarnos y de paso hacer una aplicación que cambiará el mundo. Paso el rato entre las bandejas de “consumir hoy” del supermercado,  mi maltrecho i7 de primera generación y mi escasa pericia con PHP. La app no sale, pierdo las ganas, a mi amigo (lo peor. No él, si no perderle) y toca re-reinventarse. Me hago Freelance y al poco encuentro en mi camino CLOUD DISTRICT, dios los bendiga porque son los amos.

2017: considero que mi tiempo en CLOUD DISTRICT ha terminado, ya no tengo nada nuevo que aportar y decido volver a la carretera. A principios de 2018, en apenas 2 semanas, cierro todo lo vendible para los próximos 6 meses. Muy buen semestre acomañado de otro muy malo. Estas cosas pasan. Por suerte al año siguiente conozco a Watiofy, mi primer cliente que llega desde LinkedIn. Está mal comparar (aunque ellos lo hacen muy bien), pero con clientes así da gusto. La cosa vuelve a ir boyante, pero nos llaman de Londres.

Y entre medias batallas, batallas y batallas. Y de las difíciles. Pero derrotado o victorioso la vida sigue. Cansado, pero sigue.

 

Y aquí estoy

Y aquí, efectivamente, sigo. Esto es el paraiso del emprendimiento, pero no doy con la tecla. Quizás es que el abanico es muy amplio y a mi me cuesta centrarme. No sé si debo coger mis propias ideas y buscar financiación, si buscar proyectos para seguir como consultor o si directamente asalariarme. Aprovecho y os cuento lo que opino sobre cada uno de ellos:

  • Montar tu idea: ni uno ni dos ni tres, tengo cinco proyectos archivados o medio hacer. Algunos son un BP en un excel, otros están en los markets. ¿Qué falla? Muy pocos inversores apuestan por un Power Point o incluso por un prototipo. Apuestan por dos cosas, dinero o visibilidad. Pero imaginemos que puedo aportar algo de esto. Aqui la gente se dedica en cuerpo y alma a su proyecto, se mueven, van a eventos y curran sin facturar nada. Por supuesto que estoy con mis ideas, pero reconozco que me cuesta cada vez más trabajar por las noches para acelerar el proceso. Me hago mayor.
  • Buscar otros proyectos: esto hubiera sido mi escenario ideal, y debo reconocer que lo tengo más olvidado. Puedo simplemente dedicarme a vender mi servicio de CTO y seguir con el negocio. Pero aqui está lo que comenté previamente. La gente va a saco, nadie busca medio CTO, busca a un CTO de la leche y se la paga lo que sea. No obstante, mientras no salga otra cosa hago lo que puedo por darme a conocer, voy a eventos, contacto por LinkedIn o escribo artículos. Pero o dedico tiempo a venderme o está chungo. Aquí hay mucho curro, pero tienes que demostrar que vales. Esta pecera es muy grande y hay muchos peces. Algunos enormes.
  • Buscar curro: pensaba yo: “No pasa nada, si no salen proyecto busco curro y en un mes estoy colocado. Como Tierno Galván”. Y era lógico pensarlo con la cantidad de ofertas de CTO que me encontraba. Pero esta costando. Hacía mucho tiempo que no lanzaba un curriculum y en los últimos años he participado en muchas entrevistas, ¡pero nunca como candidato! Por lo que leo, un puesto de CTO se tarda de 3 a 6 meses en cubrir. Es normal, no vas a confiar la dirección técnica de tu empresa al primero que pase. Cogí a un coach y me dijo que efectivamente no tengo nada que temer ni por nivel de inglés, formación o experiencia, que cuadra perfectamente con lo que busco. Será cuestión de tiempo. ¡Ay el tiempo de los COJ$%€S!

Dicho esto, aquí soy feliz. Por suerte con el trabajo que me queda en España puedo mantenerme y disfrutar de la experiencia. Me falta solucionar esto, por supuesto. No me agobio tanto como puede parecer, pero tampoco estoy relajado al cien por cien. Si hoy no mando una oferta, lo tendré que hacer mañana, y como tenga evento, no podré currar en mi proyecto. Y si no curro en mi proyecto, lo haré por la noche, con lo que durmo menos y al día siguiente me cuesta más currar con España. Pero se hace, que aunque torpón, uno es profesional.

Sigo emocionado de vivir en Londres. Me encanta salir de pintas por la city. Me encanta que mi americana se camufle entre las hordas de commuters que cruzan de Liverpool Street a Bank. Me encanta comprarme cualquier guarrada del Tesco y zampármela en un banco cuando pillo unos rayos de sol. Me encanta verme como un fracasado durante 10 minutos, decirme “déjate de llorar y ponte a trabajar, mamón” y sentirme como un toro bravo.

Poniéndome chulo, a veces me veo como el típico héroe de película al que los malos están inflando a hostias, y que cuando por fin se carga el último, se abre una puerta y aparecen 20 más. No tengo un solo sitio del cuerpo sin un moretón, pero que leches, que vengan esos malditos orcos que les voy a dar mandoble.

 

¿Qué viene ahora?

Pues no lo sé. No sé si hago bien. No sé si estoy siendo perseverante o me estoy cegando. No sé si debería dejarme de ser CTO o director y buscar algo que me cuadre y dejarme de retos. En mis charlas comento que lo más dificil del emprendimiento es gestionar la relación con tus seres queridos. Quien te quiere va buscar siempre que no sufras. Pero cuando sufres, ellos también. Y eso no mola, y pesa. Aunque sea con gusto, la sarna pica. Y pica bien.

No lo sé. Es difícil saber si son excusas o si realmente mi vida ha sido complicada (o me la he complicado) y las cosas serán más sencillas en el futuro.  En cualquier caso tengo algo claro: yo voy a tener mi propio negocio. No sé si ese negocio será el de ahora o si vendrá en el futuro. Pero lo voy a tener. ¡Vamos que si lo voy a tener!

Y como muestra de mi carácter volátil y dubitativo, dejo lo siguiente. En mi entrada anterior comentaba que Wagamama era la única opción que se me ocurría que estuviera presente en Madrid y Londres, pero si me lo hubiera currado un poco habría visto que no. Así que me desdigo de mi recomendación anterior y lo cambio por Mestizo, un restaurante Mexicano que aunque un pelín caro, tiene un buffet los domingos con el que sales rodando y bien rico que está. Si lo llego a saber hace unos meses…

¡Si no os ha gustado el post al menos que comáis bien!

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